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¿Por qué ahorrar y reciclar papel?

18 octubre, 2011
Texto: Sandra Viada
Asesora Fundación Ayudemos al Lago
Coord. Programa ECOLUZ
Universidad del Zulia

 

Impacto ambiental del alto consumo de papel

Escuchamos las noticias, leemos los periódicos, vivimos cada vez más cerca los desastres naturales por lluvias, inundaciones o nevadas y nos preguntamos: ¿Qué está pasando? ¿Por qué estos fenómenos son cada vez más frecuentes que hace 30, 20 o hasta 10 años? Y cuando oímos y leemos a los ambientalistas, científicos y gobernantes hablar del cambio climático y el calentamiento global, quizás concluimos: “no puedo hacer nada, no está en mis manos, sólo me queda rezar para que no siga pasando”. Definitivamente esta postura es errónea.

Según la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, se entiende por “cambio climático” un cambio de clima atribuido directa o indirectamente a la actividad humana, que altera la composición de la atmósfera y se suma a la variabilidad natural del clima, observada durante períodos comparables.

En condiciones naturales de la atmósfera, los gases llamados de efecto invernadero (GEI) presentes, entre ellos el CO2, retienen parte del calor del sol y mantienen una temperatura apta para la vida. El hombre, a través de actividades como la deforestación de los bosques y la quema de carbón, petróleo y gas, ayuda a incrementar la cantidad presente de los GEI, especialmente el CO2, haciendo que la temperatura de la tierra aumente, produciéndose como consecuencia lo que se conoce como Calentamiento Global. Es importante saber que los árboles juegan un papel crucial en la mitigación del calentamiento global, pues absorben los gases de efecto invernadero, CO2, y emiten oxígeno. Cualquier árbol talado desmejora la capacidad de la tierra para reparar los daños ocasionados por las actividades humanas, así como la capacidad para balancear el contenido de los GEI en la atmósfera.

Sangre verde

Revisemos algunos hechos. Se ha estimado que se requieren de 12 a 24 árboles, con diámetros de 15 a 20 centímetros, para la producción de una tonelada de papel para escribir y para impresoras, dependiendo del proceso de producción utilizado, además según datos publicados, la producción de papel consume aproximadamente entre el 35 y 42 % de árboles talados en el mundo. Plantar nuevos árboles siempre será una alternativa; de hecho actualmente las plantas de producción de papel y de la pulpa, materia prima para la producción de papel, lo hacen, sin embargo se requieren varios años para alcanzar el tamaño y la capacidad de absorción de CO2 del que fue talado.

A partir de estadísticas publicadas, podemos añadir algunos datos aún más preocupantes: la producción de una tonelada (ton) de papel para fotocopias, consume la misma cantidad de energía que un cliente residencial promedio de Venezuela en 28 meses (11.134 kWh), la producción de esa misma tonelada produce una tonelada de desechos sólidos en el proceso y consume más agua que la producción de la misma cantidad de cualquier otro producto, y si esa tonelada de papel finaliza su ciclo de vida en un relleno sanitario, se descompone y emite grandes cantidades de metano, un GEI 23 veces más potente que el CO2. Cada tonelada de papel emite el equivalente a 6,3 toneladas de CO2 durante su ciclo de vida.

Y como si esto no fuese suficiente, los sub-productos residuales y las aguas residuales del proceso de fabricación del papel son otro motivo de preocupación. El proceso de producción del papel blanco, requiere el uso de elementos blanqueadores como el cloro, dejando en ese caso como resultado sub-productos clorados altamente contaminantes como dioxinas y furanos, por lo que las aguas residuales del proceso poseen características biológicas y químicas, que si no son tratadas adecuadamente, desembocarán en los ríos y el mar, contaminando el ambiente.

En definitiva, si analizamos la situación actual, hemos de reconocer lo irracional que resulta sacrificar bosques enteros para fabricar papel y luego tirarlo a la basura. No es práctico, rentable, coherente y mucho menos ecológico. Por eso la una de las respuestas a la pregunta qué podemos hacer para contribuir con el planeta es, sin duda, “AHORRAR Y RECICLAR PAPEL”.

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